jueves, 31 de diciembre de 2015

Culminando este 2015.

CULMINANDO EL 2015



Este 2015 fue un año de muchos logros y muchísimas pruebas también pero en todo momento el Señor nos bendijo con su amor y fuerza para lograr nuestras metas como organización.
Logramos como Hermanas la Meta de 1000 visitas.





Les agradecemos por el esfuerzo que dan a la obra del Señor, no tengo duda de que cuando lo hacemos con amor el Señor nos da los medios para que tengamos éxito en lo que hagamos.












jueves, 24 de diciembre de 2015

Feliz Navidad

Queridas Hermanas 
La Sociedad de Socorro de Estaca La Chorrera les desea a cada una y sus familiares una Feliz Navidad.
Esperamos que sea un día lleno del Espíritu del Señor, que le recuerden constantemente y que puedan poner en práctica los atributos que a Él le caracterizaban.
Deseamos que reine mucha Paz y amor en sus hogares. 
Les Apreciamos Mucho.

domingo, 8 de noviembre de 2015

El Santo Templo: Un faro para el mundo

El Santo Templo: Un faro para el mundo




Las bendiciones supremas y de fundamental importancia del ser miembros de la Iglesia son las bendiciones que recibimos en los templos de Dios.
Mis queridos hermanos y hermanas, hago extensivos mi amor y saludos a cada uno de ustedes y ruego que nuestro Padre Celestial guíe mis pensamientos e inspire mis palabras al hablarles hoy.
Permítanme comenzar haciendo un comentario o dos con respecto a los buenos mensajes que hemos escuchado esta mañana de la hermana Allred, del obispo Burton y de otras personas en cuanto al programa de bienestar de la Iglesia. Como se ha indicado, este año marca el aniversario número 75 de este inspirado programa que ha bendecido la vida de tantas personas. Tuve el privilegio de conocer personalmente a algunos de los que iniciaron esta gran labor, hombres de compasión y visión.
Como lo mencionaron el obispo Burton, la hermana Allred y otras personas, el obispo del barrio tiene la responsabilidad de cuidar a los necesitados que residen dentro de los límites de su barrio. Tal fue mi privilegio cuando era un joven obispo que presidía un barrio de Salt Lake City de 1080 miembros, entre ellos, 84 viudas. Había muchos que necesitaban ayuda. Cuán agradecido estaba por el programa de bienestar de la Iglesia y por la ayuda de la Sociedad de Socorro y de los quórumes del sacerdocio.
Declaro que el programa de bienestar de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es inspirado por el Dios Todopoderoso.
Ahora bien, mis hermanos y hermanas, esta conferencia marca tres años desde que se me sostuvo como Presidente de la Iglesia. Desde luego han sido años ocupados, llenos de muchos desafíos, pero también de incontables bendiciones. La oportunidad que he tenido de dedicar y rededicar templos se halla entre las bendiciones más sagradas y que más he gozado, y es sobre el templo que deseo hablarles hoy.
Durante la conferencia general de octubre de 1902, el Presidente de la Iglesia, Joseph F. Smith, expresó en su discurso de apertura su esperanza de que algún día tuviésemos “templos construidos en diferentes partes del [mundo] donde sean necesarios para la conveniencia de la gente”1.
Durante los primeros 150 años que siguieron a la organización de la Iglesia, desde 1830 a 1980, se construyeron 21 templos, entre ellos los de Kirtland, Ohio, y Nauvoo, Illinois. Comparen eso con los 30 años que siguieron desde 1980, durante los que se construyeron y dedicaron 115 templos. Con el anuncio de ayer de tres templos nuevos, hay además 26 templos en construcción o en la etapa previa a la construcción; y esos números seguirán creciendo.
La meta que el presidente Joseph F. Smith esperaba en 1902 se está convirtiendo en realidad. Nuestro deseo es que los miembros tengan un templo lo más accesible que sea posible.
Uno de los templos que actualmente está en construcción es el de Manaus, Brasil. Hace muchos años leí que un grupo de más de cien miembros partieron de Manaus, ubicada en el corazón de la selva amazónica, para viajar a lo que entonces era el templo más cercano, que estaba en Sao Paulo, Brasil; a unos 4.000 kilómetros de Manaus. Esos santos fieles viajaron cuatro días y cuatro noches en bote por el río Amazonas y sus ríos tributarios. Después del viaje por agua, anduvieron en autobuses por otros tres días, viajando por caminos llenos de baches, con muy poco para comer y sin un lugar cómodo para dormir. Después de siete días completos llegaron al Templo de Sao Paulo, donde se efectuaron ordenanzas de naturaleza eterna. Por supuesto, su viaje de regreso fue igual de difícil; sin embargo, habían recibido las ordenanzas y las bendiciones del templo y, aunque sus monederos habían quedado vacíos, ellos estaban llenos del espíritu del templo y de gratitud por las bendiciones que habían recibido2. Ahora, muchos años más tarde, nuestros miembros de Manaus se regocijan al ver su propio templo tomar forma a orillas del río Negro. Los templos traen gozo a los miembros fieles dondequiera que se construyan.
Los informes de los sacrificios que se hacen para recibir las bendiciones del templo de Dios no dejan de conmover mi corazón y de renovar mis sentimientos de agradecimiento por los templos.
Me gustaría compartir con ustedes el relato de Tihi y Tararaina Mou Tham y de sus diez hijos. Con excepción de una hija, toda la familia se unió a la Iglesia a principios de la década de 1960 cuando los misioneros llegaron a la isla donde vivían, que está a unos 160 kilómetros al sur de Tahití. Pronto comenzaron a anhelar las bendiciones del sellamiento de una familia eterna en el templo.
En ese entonces, el templo más cercano para la familia Mou Tham era el Templo de Hamilton, Nueva Zelanda, a unos 4.000 kilómetros hacia el sudoeste, sólo accesible por avión, lo cual era muy caro. La numerosa familia de los Mou Tham, que sobrevivía con una escasa entrada proveniente de una pequeña plantación, no tenía dinero para el viaje ni tampoco había oportunidades de trabajo en esa isla del Pacífico. Así que, el hermano Mou Tham y su hijo Gérard tomaron la difícil decisión de viajar 4.800 kilómetros para trabajar en Nueva Caledonia, donde trabajaba otro de los hijos.
Los tres hombres de la familia Mou Tham trabajaron durante cuatro años. En ese período sólo el hermano Mou Tham volvió a casa una sola vez para el casamiento de un hija.
Después de cuatro años de trabajo agotador, el hermano Mou Tham y sus hijos habían ahorrado suficiente dinero para llevar a la familia al Templo de Nueva Zelanda. Todos los que eran miembros fueron, con excepción de una hija que estaba esperando un bebé. Se sellaron por el tiempo de esta vida y por la eternidad, una experiencia indescriptible y de gran gozo.
El hermano Mou Tham fue directamente del templo a Nueva Caledonia donde trabajó por dos años más para pagar el pasaje de la hija que no había estado en el templo con ellos: una hija casada, su esposo e hijo.
Años más tarde, el hermano y la hermana Mou Tham querían servir en el templo. Para entonces el Templo de Papeete, Tahití, ya se había construido y dedicado, y sirvieron en cuatro misiones allí3.
Mis hermanos y hermanas, los templos son más que piedra y cemento; están llenos de fe y de ayuno. Se construyen con pruebas y testimonios. Se santifican mediante el sacrificio y el servicio.
El primer templo que se construyó en esta dispensación fue el Templo de Kirtland, Ohio. Los santos de esa época eran pobres, aún así el Señor había mandado que se construyese un templo, así que lo construyeron. El élder Heber C. Kimball escribió de la experiencia: “Sólo el Señor conoce las escenas de pobreza, tribulación y aflicción por las que pasamos para lograr esa obra”4. Y entonces, después de lo que se había terminado con tanta dificultad, se obligó a los santos a dejar Ohio y su amado templo. Con el tiempo encontraron refugio —aunque solo sería temporario— a orillas del río Mississippi en el estado de Illinois. Llamaron al lugar Nauvoo y, dispuestos a dar todo lo que tenían otra vez y con su fe intacta, edificaron otro templo a su Dios. Las persecuciones aumentaron y, apenas terminado el Templo de Nauvoo, los expulsaron de sus hogares una vez más y tuvieron que buscar refugio en un desierto.
La lucha y el sacrificio comenzaron una vez más al trabajar por 40 años para construir el Templo de Salt Lake, que se erige majestuosamente en la manzana que está al sur de donde nos encontramos hoy en el Centro de Conferencias.
Cierto grado de sacrificio siempre ha estado asociado con la construcción de templos y con la asistencia al templo. Incontables son los que han trabajado y luchado a fin de obtener para ellos mismos y para sus familias las bendiciones que se encuentran en los templos de Dios.
¿Por qué hay tantos que están dispuestos a sacrificar tanto para recibir las bendiciones del templo? Aquellos que comprenden las bendiciones eternas que se reciben mediante el templo saben que ningún sacrificio es demasiado grande, ningún precio demasiado caro ni ningún esfuerzo demasiado difícil para recibir esas bendiciones. Nunca es demasiada la distancia que hay que viajar, demasiados obstáculos que sobrellevar ni demasiada incomodidad que soportar. Entienden que las ordenanzas salvadoras que se reciben en el templo y que nos permiten regresar algún día a nuestro Padre Celestial en una relación familiar eterna, y ser investidos con bendiciones y poder de lo alto, merecen todo sacrificio y todo esfuerzo.
Hoy en día, la mayoría de nosotros no tiene que pasar por grandes dificultades para ir al templo. El ochenta y cinco por ciento de los miembros de la Iglesia ahora viven dentro de los 320 kilómetros de distancia de un templo; y para gran cantidad de nosotros, la distancia es mucho menor.
Si han ido al templo para ustedes mismos y viven relativamente cerca de un templo, su sacrificio podría ser apartar un tiempo de sus ocupadas vidas para ir al templo con regularidad. Hay mucho por hacer en nuestros templos a favor de aquellos que esperan detrás del velo. Al hacer la obra por ellos, sabremos que habremos logrado lo que no pueden hacer por sí mismos. El Presidente de la Iglesia, Joseph F. Smith, en una poderosa declaración dijo: “Mediante nuestros esfuerzos en bien de ellos, las cadenas del cautiverio caerán de sus manos y se disiparán las tinieblas que los rodean, a fin de que brille sobre ellos la luz y en el mundo de los espíritus sepan acerca de la obra que sus hijos han hecho aquí por ellos, y se regocijen con ustedes por el cumplimiento de estos deberes”5. Mis hermanos y hermanas, nuestra es la responsabilidad de hacer la obra.
En mi propia familia, algunas de las experiencias más preciadas y sagradas han ocurrido cuando hemos ido juntos al templo para efectuar las ordenanzas selladoras por nuestros antepasados fallecidos.
Si todavía no han ido al templo, o si sí han ido pero actualmente no son dignos de tener una recomendación, no existe meta más importante para ustedes que la de esforzarse por ser dignos de ir al templo. El sacrificio de ustedes quizás sea poner su vida en orden con lo que se requiera para recibir una recomendación, tal vez al dejar hábitos de mucho tiempo que los descalifican; quizás sea tener la fe y disciplina para pagar los diezmos. Sea lo que sea, háganse merecedores de entrar en el templo de Dios. Obtengan la recomendación para el templo y luego considérenla una posesión preciada, porque lo es.
No es sino hasta que hayan entrado en la casa del Señor, y hayan recibido todas las bendiciones que les esperan allí, que ustedes habrán obtenido todo lo que la Iglesia tiene para ofrecerles. Las bendiciones supremas y de fundamental importancia del ser miembros de la Iglesia son las bendiciones que recibimos en los templos de Dios.
Ahora bien, mis jóvenes amigos adolescentes, siempre tengan el templo en la mira. No hagan nada que les impida entrar por sus puertas y participar de las bendiciones eternas y sagradas de allí. Felicito a los que ya van con regularidad a hacer bautismos por los muertos, que se levantan muy temprano por la mañana para efectuar los bautismos antes de asistir a la escuela. No puedo pensar en otro modo mejor para comenzar un día.
A los padres de niños pequeños, permítanme compartir un consejo sabio del presidente Spencer W. Kimball. Él dijo: “Sería algo muy bueno si… los padres tuvieran en cada cuarto de la casa un cuadro del templo para que [sus hijos], desde que [sean] bebés, puedan mirarlo todos los días [hasta] que llegue a ser parte de [su vida]. Cuando [ellos lleguen] a la edad en que [tengan que] tomar [la] decisión muy importante [en cuanto a ir al templo], la decisión ya se habrá tomado”6.
Nuestros niños de la Primaria cantan:
Me encanta ver el templo;
un día entraré,
y ser fiel a mi Padre,
allí prometeré7.
Les ruego que enseñen a sus hijos sobre la importancia del templo.
El mundo puede ser un lugar difícil y desafiante en el cual vivir. Con frecuencia estamos rodeados por lo que nos destruye. Cuando ustedes y yo vayamos a las santas casas de Dios, cuando recordemos los convenios que hemos hecho allí, seremos más capaces de soportar toda prueba y superar cada tentación. En ese sagrado santuario encontraremos paz, seremos renovados y fortalecidos.
Ahora, mis hermanos y hermanas, quisiera mencionar un templo más antes de terminar. En un futuro no muy lejano, al construirse nuevos templos alrededor del mundo, se erigirá uno en una ciudad que se construyó hace 2.500 años. Hablo del templo que se está construyendo en Roma, Italia.
Todo templo es una casa de Dios, cumple las mismas funciones y con exactamente las mismas bendiciones y ordenanzas. El Templo de Roma, Italia, en forma singular, se está edificando en uno de los lugares más históricos del mundo, una ciudad donde los antiguos Apóstoles Pedro y Pablo predicaron el evangelio de Cristo y donde ambos fueron martirizados.
El pasado octubre, cuando nos reunimos en un encantador sitio rural al noreste de Roma, tuve la oportunidad de ofrecer la oración dedicatoria al prepararnos para la palada inicial. Sentí la impresión de pedir al senador italiano Lucio Malan y al vicealcalde de Roma, Giuseppe Ciardi, que estuviesen entre los primeros en remover una palada de tierra. Ambos habían sido partícipes de la decisión de permitirnos construir un templo en su ciudad.
El día estaba nublado y cálido, y aunque la lluvia amenazaba, no cayeron más que una o dos gotas. Mientras el magnífico coro cantaba en italiano las hermosas estrofas de “El Espíritu de Dios”, uno podía sentir como si los cielos y la tierra se unieran en un glorioso himno de alabanza y gratitud al Dios Todopoderoso. No se pudo evitar derramar lágrimas.
En un día por venir, los fieles de esa, la Ciudad eterna, recibirán ordenanzas de naturaleza eterna en una santa casa de Dios.
Expreso mi eterna gratitud a mi Padre Celestial por el templo que ahora se está construyendo en Roma y por todos nuestros templos dondequiera que estén. Cada uno se erige como un faro para el mundo, una expresión de nuestro testimonio de que Dios, nuestro Padre Eterno vive, que Él desea bendecirnos a nosotros y, en verdad, bendecir a Sus hijos e hijas de todas las generaciones. Cada uno de nuestros templos es una expresión de nuestro testimonio de que la vida más allá del sepulcro es tan real y cierta como nuestra vida aquí en la tierra. De eso testifico.
Mis queridos hermanos y hermanas, que hagamos cualquier sacrificio que sea necesario para asistir al templo y tener el espíritu del templo en nuestros corazones y en nuestros hogares. Que sigamos los pasos de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien hizo el sacrificio más grande por nosotros, para que tengamos vida eterna y exaltación en el reino de nuestro Padre Celestial. Ésta es mi sincera oración y la ofrezco en el nombre de nuestro Salvador Jesucristo, el Señor. Amén

viernes, 16 de octubre de 2015

Las Bendiciones de un Ayuno Apropiado


Las Bendiciones de un Ayuno Apropiado




Me temo… que muchos de nosotros no estemos ayunando en los días de ayuno o que lo estemos haciendo de una manera descuidada.
Hermanos, espero que hayan advertido esta mañana que, cuando el presidente Hinckley se aprestaba a anunciar el nombre de los dos nuevos apóstoles, dijo haber ayunado y orado para conocer la voluntad del Señor.
El ayuno ha sido siempre una práctica entre los del pueblo de Dios. En la actualidad es un mandamiento dado por el Señor a todos los miembros de la Iglesia. Además de los ayunos especiales que hacemos de vez en cuando por razones personales y familiares, se espera que ayunemos el primer domingo de cada mes. Se nos enseña que hay tres aspectos en la observancia de un ayuno apropiado: primero, abstenernos de alimentos y bebidas por dos comidas consecutivas o, en otras palabras, por veinticuatro horas; segundo, asistir a la reunión de ayuno y testimonios; y tercero, dar una ofrenda de ayuno generosa.
En mi familia, nuestros ayunos siempre se han efectuado en forma regular desde el almuerzo del sábado hasta el almuerzo del domingo. De esa forma, ayunamos durante dos comidas, la del sábado por la noche y la del domingo por la mañana. Aunque no hay una norma de la Iglesia para efectuar el ayuno, excepto que tiene que ser por 24 horas y abarcar dos comidas, hemos hallado provecho espiritual al asistir a la reunión de ayuno y testimonios hacia el final del ayuno.
El ayuno es un mandamiento para aquellos que son físicamente capaces. Al hablar de nuestro día de ayuno mensual, el presidente Joseph F. Smith dijo: “El Señor ha instituido el ayuno de acuerdo con una base razonable e inteligente… se requiere que cumplan lo anterior quienes puedan; es un deber que no pueden eludir… se deja al criterio de la gente como asunto de conciencia, y para que ejerzan prudencia y juicio…
“Pero quienes puedan ayunar deben hacerlo… A nadie se exime de esto; es requerido a los miembros, ancianos y jóvenes en todas partes de la Iglesia” (Doctrina del Evangelio, pág. 238).
Pero me temo, hermanos, que muchos de nosotros no estemos ayunando en los días de ayuno o que lo estemos haciendo de una manera descuidada. Si estamos cayendo en el hábito de ayunar sin pensar en el porqué lo hacemos o si simplemente ayunamos el domingo por la mañana en vez de hacerlo durante dos comidas, o sea, veinticuatro horas, nos estamos privando a nosotros mismos y a nuestros familiares de maravillosas experiencias espirituales y de bendiciones que se reciben mediante el verdadero ayuno.
Si todo lo que hacemos es abstenernos de alimentos y de agua durante veinticuatro horas y pagar nuestras ofrendas de ayuno, nos hemos perdido una magnífica oportunidad de progreso espiritual. Por otro lado, si tenemos un propósito especial en nuestro ayuno, éste tendrá mucho más significado. Quizás podamos tomar un tiempo en familia antes de comenzar el ayuno para hablar de lo que esperemos lograr al ayunar. Esto se podría hacer en la noche de hogar anterior al domingo de ayuno o en una breve reunión de la familia al momento de la oración familiar. Cuando ayunamos con un propósito, tenemos algo en qué enfocar nuestra atención en vez de concentrarnos en el hambre que tengamos.
El propósito de nuestro ayuno podría ser muy personal. El ayuno nos ayuda a vencer defectos y pecados personales; nos sirve para superar nuestras debilidades. Hace que nuestras debilidades se conviertan en fortalezas. El ayuno nos ayuda a ser más humildes, menos orgullosos, menos egoístas y a preocuparnos más por las necesidades de los demás. Nos ayudar a ver más claramente nuestros propios errores y debilidades, y a ser menos propensos a criticar a otras personas; o nuestro ayuno podría tener como propósito afrontar un desafío familiar. Un ayuno familiar podría aumentar el amor y el aprecio entre los miembros de la familia y reducir la contención en ella, o podríamos ayunar como pareja a fin de fortalecer nuestro matrimonio. Como poseedores del sacerdocio, un propósito de nuestro ayuno podría ser buscar la guía del Señor en nuestros llamamientos, como ha demostrado el presidente Hinckley o podríamos ayunar con nuestro compañero de orientación familiar a fin de saber cómo ayudar a alguna de nuestras familias.
A lo largo de las Escrituras el término ayuno suele combinarse con la oración. “…os doy el mandamiento de perseverar en la oración y el ayuno desde ahora en adelante…” es el consejo del Señor (D. y C. 88:76). El ayunar sin orar es solamente pasar hambre durante 24 horas; pero el ayuno combinado con la oración aumenta el poder espiritual.
Cuando los discípulos no pudieron sanar a un muchacho que estaba poseído por un espíritu malo, le preguntaron al Salvador: “¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?” Jesús les dijo: “…este género no sale sino con oración y ayuno” (Mateo 17:19, 21).
Comencemos nuestros ayunos con oración. Esto puede hacerse si nos arrodillamos alrededor de la mesa al acabar la comida, después de la cual iniciaremos el ayuno. Esa oración debe ser una plegaria natural al dirigirnos a nuestro Padre Celestial con respecto al propósito de nuestro ayuno y pedirle que nos ayude a lograr nuestras metas. Del mismo modo, terminemos nuestros ayunos con una oración. Sería muy apropiado que nos hincásemos alrededor de la mesa antes de sentarnos a tomar los alimentos con los cuales terminaremos nuestro ayuno. Agradezcamos al Señor la ayuda que nos haya brindado durante el ayuno y lo que hayamos sentido y aprendido de ello.
Además de comenzar y de terminar con una oración, debemos buscar al Señor con oraciones personales de forma constante durante el ayuno.
No debemos obligar a nuestros hijos pequeños a ayunar durante el período de dos comidas que se recomienda, pero enseñémosles los principios del ayuno. Si se habla del ayuno y se proyecta en el entorno familiar, los pequeños estarán al tanto de que sus padres y sus hermanos mayores están ayunando, y comprenderán el propósito del ayuno. Ellos deben participar en las oraciones familiares para comenzar y terminar el ayuno. De esa manera, cuando lleguen a la edad correspondiente, estarán deseosos de ayunar con el resto de la familia. Nosotros hemos hecho eso y hemos alentado a los niños de entre ocho y doce años a ayunar durante una comida; entonces, al cumplir los doce años y recibir el Sacerdocio Aarónico o al ingresar a las Mujeres Jóvenes, los hemos alentado a ayunar durante dos comidas.
Después de haber castigado al antiguo Israel por haber ayunado en forma indebida, el Señor, por medio del profeta Isaías, habla en un hermoso y poético lenguaje acerca del ayuno:
“¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?” (Isaías 58:6).
Si ayunamos y oramos con el propósito de arrepentirnos de los pecados y de vencer debilidades personales, desde luego estaremos buscando “desatar las ligaduras de impiedad” en nuestra vida. Si el propósito de nuestro ayuno es ser más eficaces al enseñar el Evangelio y al servir a los demás en nuestros llamamientos de la Iglesia, sin duda nos estamos esforzando por “soltar las cargas de opresión” de otras personas. Si ayunamos y oramos pidiendo la ayuda del Señor en nuestros esfuerzos misionales, de cierto tenemos el deseo de “dejar ir libres a los quebrantados”. Si el propósito de nuestro ayuno es aumentar el amor por nuestro prójimo y vencer nuestro egoísmo, nuestro orgullo y el tener nuestros corazones puestos en las cosas del mundo, indudablemente estamos procurando “[romper] todo yugo”.
El Señor continúa describiendo el ayuno apropiado:
“¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?” (Isaías 58:7).
Es verdaderamente admirable que mediante nuestras ofrendas de ayuno podamos alimentar al hambriento, dar albergue a las personas sin hogar y vestir al desnudo.
Si ayunamos de la debida forma, el Señor promete:
“Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti…
“Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí…
“y si diereis tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como el mediodía.
“Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías saciará tu alma… y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan” (Isaías 58:8–11).
Es mi oración que mejoremos nuestros ayunos, a fin de disfrutar de esas hermosas bendiciones prometidas. Doy testimonio de que, si nos “[allegamos]” al Señor mediante nuestros ayunos y oraciones, Él se “[allegará]” a nosotros (véase D. y C. 88:63). Testifico que Él vive, que nos ama y que desea allegarse a nosotros. En el nombre de Jesucristo. Amén.

Jeffrey R. Holland - He ahí tu madre

Sesión general de mujeres

lunes, 28 de septiembre de 2015

Huerto

Amanecer de Testimonio y Actividad de Servicio

La actividad consistió en culminar el Desafió que nos pusimos como organización a principio de Año, ya que era nuestro Aniversario 173 la meta seria hacer la misma cantidad en actos de Bondad, Amor,Servicio y Caridad  hacia nuestros semejantes.

Amanecer de Testimonio

Empezamos con un amanecer de testimonio en el que las hermanas tuvieron la oportunidad de compartir sus sentimientos sobre el salvador y compartir una experiencia significativa de uno de sus actos de bondad realizados.




Después nos dirigimos al Hogar de Ancianos Pasos Felices para compartir y llevar donaciones a los abuelos.  Se vivieron momentos muy especiales vimos rostros llenos de alegrías y también con lagrimas pero sentimos que se logro el gran objetivo que fue dar amor a nuestros semejantes.






sábado, 15 de agosto de 2015

Día de Reposo


El día de reposo es el día del 
Señor, apartado todas las semanas para el descanso y la adoración. En los tiempos del Antiguo Testamento, el pueblo del convenio de Dios observaba el día de reposo en el séptimo día de la semana porque Dios descansó el séptimo día después de crear la tierra. Después de la resurrección de Jesucristo, la cual ocurrió el primer día de la semana, los discípulos del Señor comenzaron a observar como día de reposo el primer día de la semana, o sea, el domingo (véase Hechos 20:7).

En los Diez Mandamientos, el Señor recalca la importancia de observar el día de reposo:

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
“Seis días trabajarás y harás toda tu obra,
“mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no harás en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas.

domingo, 2 de agosto de 2015

NUESTRO LEGADO PIONEROS 2015

Esta actividad inicio con la participación del Coro de Voces Unidas de Panamá quien nos deleito con hermosas canciones, seguidamente la Primaria tuvo un desfile y juegos.

Cada barrio/rama desfilo con un estandarte que represento su compañía de pioneros, este estandarte fue llevado por el obispo y la presidenta de la sociedad de socorro se incluyo en el desfile todas las organizaciones, primaria, mujeres & hombres jóvenes, JAS, sociedad de socorro y sacerdocio). En éste desfile se les pidió corear una "PORRA DE ANIMO", esta porra de ánimo fue a creatividad de Cada barrio/rama para impulsar y dar ánimo a su compañía como lo hacían los pioneros en su larga travesía , enfocada a fortalecer sus unidades se incluyo cantos, música, etc.  ésta fue la participación principal de cada barrio/rama en esta actividad.   Entre el desfile de cada barrio tuvimos dramas protagonizados por los misioneros de tiempo completo como la primera visiónSalida a la luz del Libro de Mormón, Organización de la Iglesia, Organización de la Sociedad de Socorro (actuaron la presidencia de Estaca y de los respectivos barrios, Travesía de Pioneros por JAS, Brigham Young llega al Lago Salado.  También tuvimos un baile pionero por parte de las mujeres jóvenes y culminamos con la entrega de reconocimientos y palabras por parte de nuestro presidente de Estaca Geovanny Medina.

































































PORRAS DE LOS BARRIOS