viernes, 24 de abril de 2015

Historia de la Sociedad de Socorro

Propósitos

La Sociedad de Socorro prepara a las mujeres para las bendiciones de la vida eterna al ayudarlas a aumentar su fe y su rectitud personal, a fortalecer a las familias y los hogares, y ayudar a los necesitados. La Sociedad de Socorro logra estos propósitos por medio de la instrucción dominical del Evangelio, de otras reuniones de la Sociedad de Socorro, del programa de maestras visitantes, y del servicio caritativo y de Bienestar.

Historia

El profeta José Smith organizó la Sociedad de Socorro el 17 de marzo de 1842. Él enseñó que la Sociedad de Socorro se organizó para “socorrer al pobre, al indigente, a la viuda y al huérfano, y ejercer todo propósito benevolente” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, pág. 481). Además, enseñó que la Sociedad de Socorro “no existe sólo para socorrer al pobre sino también para salvar almas” (Enseñanzas: José Smith, pág. 483). La parte principal de la obra de la Sociedad de Socorro en la actualidad consiste en “velar por el bienestar espiritual y la salvación… de todas las mujeres miembros de la Iglesia” (Joseph F. Smith, en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Joseph F. Smith, pág. 199).
La Sociedad de Socorro fue “divinamente hecha, divinamente autorizada, divinamente instituida, divinamente ordenada por Dios” (Joseph F. Smith, en Enseñanzas: Joseph F. Smith, pág. 198). Funciona bajo la dirección de los líderes del sacerdocio.

Miembros

Todas las mujeres adultas de la Iglesia son miembros de la Sociedad de Socorro.
Normalmente, una mujer joven avanza a la Sociedad de Socorro al cumplir 18 años o en el año siguiente. A los 19 años, cada mujer joven debe estar participando plenamente en la Sociedad de Socorro. Debido a circunstancias personales, tales como el testimonio personal, la madurez, la graduación escolar, el deseo de seguir con su grupo de compañeras, y la asistencia a la universidad, una mujer joven puede avanzar a la Sociedad de Socorro antes de cumplir 18 años o permanecer más tiempo en las Mujeres Jóvenes. Cada mujer joven delibera en consejo con sus padres y con el obispo para decidir lo que mejor la ayudará a seguir siendo una participante activa en la Iglesia.
Las líderes de las Mujeres Jóvenes y de la Sociedad de Socorro trabajan juntas para que la transición a la Sociedad de Socorro sea exitosa para cada mujer joven.
Las hermanas adultas que sirven en la Primaria, en las Mujeres Jóvenes o en otros llamamientos que les impidan asistir a las reuniones dominicales de la Sociedad de Socorro siguen participando en la Sociedad de Socorro. Se les asignan maestras visitantes y a ellas mismas se les asigna servir como maestras visitantes. También se les pueden dar asignaciones para dar servicio caritativo y enseñar clases en otras reuniones de la Sociedad de Socorro cuando tales asignaciones no impongan una carga excesiva para ellas.
Las mujeres menores de 18 años que estén casadas también son miembros de la Sociedad de Socorro. Para otras excepciones, véase 10.12.4.
A las mujeres de otras creencias que asistan a la Sociedad de Socorro se les recibe afectuosamente, y se les anima a participar

La historia y el legado de la Sociedad de Socorro

Eliza R. Snow recordó la enseñanza del profeta José Smith de que “aunque el nombre [Sociedad de Socorro] sea moderno, la institución tiene su origen en la antigüedad”  .
El Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo visitaron a José Smith y, por medio de él, restauraron la plenitud del Evangelio en la tierra. La Sociedad de Socorro fue parte de esa restauración. La organización de la Iglesia no estuvo completa hasta que las hermanas se organizaron  .
En los meses venideros, cada mensaje de las Maestras Visitantes nos dará la oportunidad de aprender más acerca de la historia de la Sociedad de Socorro y su función en el Evangelio restaurado. Por muchas razones, comprender nuestra historia no sólo es importante, sino que es esencial.
Primero, el comprender nuestra historia nos inspira a ser las mujeres de Dios que debemos ser. Al seguir el ejemplo de nobles mujeres Santos de los Últimos Días, podemos aprender del pasado cómo enfrentar el futuro  .
Segundo, nuestra historia enseña que los mismos principios que existían en la Iglesia primitiva son nuestros principios básicos en la actualidad. Este conocimiento y nuestros propósitos —aumentar la fe y la rectitud personales, fortalecer las familias y los hogares, y ayudar a los necesitados— establecen una relación entre nuestro pasado y nuestro presente.
Tercero, al valorar nuestra historia, podemos compartir mejor nuestro legado espiritual. El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, dijo: “Ustedes transmitirán el legado conforme ayuden a otras personas a recibir en el corazón el don de la caridad… La historia de la Sociedad de Socorro se ha registrado con palabras y cifras, pero su legado va pasando de corazón a corazón”  .
Por último, el entender nuestra historia nos sirve para que seamos una parte eficaz del futuro de la Sociedad de Socorro. El presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) explicó: “Sabemos que las mujeres que aprecien profundamente el pasado se preocuparán por forjar un futuro justo” .
Julie B. Beck, Presidenta General de la Sociedad de Socorro.

De nuestra historia

“La Sociedad de Socorro es la organización del Señor para las mujeres” . En calidad de profeta, José Smith organizó la Sociedad de Socorro el 17 de marzo de 1842. El pequeño y diverso grupo que se hallaba en aquella primera reunión era de mujeres dedicadas, como sucede con las hermanas de la Sociedad de Socorro de la actualidad. “Las más jóvenes eran tres adolescentes, y la mayor era una mujer de cincuenta y tantos; once mujeres eran casadas; dos, viudas; seis, no se habían casado; y el estado civil de una se desconoce. Su educación y antecedentes variaban considerablemente, al igual que sus circunstancias económicas. Su diversidad se multiplicaría repetidas veces a medida que el número de miembros de la organización siguió aumentando, pero ellas fueron y habrían de seguir siendo una”

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